domingo, 21 de octubre de 2012

Piezas de puzzle

 "Era casi de noche cuando le vi entre la penumbra. Un bosque infinito cubría el cielo con sus arboles enormes, repletos de hojas. A penas se divisaba el cielo oscuro, mas la luna ya destacaba a pesar de no estar llena del todo.
Me acerqué hacia él despacio, sintiendo el romper de las hojas caídas, a mis pies. Al oírlo se dio la vuelta y se acercó con la mirada tentadora, sus ojos verdes pegados a mi piel descubierta, provocándome escalofríos por todo el cuerpo. No tuve tiempo de reaccionar. Cuando me di cuenta, ya estaba pegado a mi cuello besándome delicadamente hasta morderme, salvaje y sin descanso. Mi aliento resonaba por todo el bosque como una onda expansiva sin fin. El frío era inmune a nosotros, cada beso era una llama de fuego que nos mantenía protegidos.
Cada vez la temperatura era mayor y nuestra ropa empezaba a estorbar así que, nos quitamos poco a poco el uno al otro cada prenda, pero nuestra mirada intensa y templada se mantenía sin a penas parpadear un segundo.
La respiración nos descontrolaba por completo. Desde el cuello notaba su lengua escurridiza bajando por mi pecho produciéndome un placer indescriptible, me dejaba sin aliento cada vez que lo repetía una y otra vez, aumentando la intensidad más y más.
Su mano comenzó a bajar lentamente desde mi sien pasando por mis piernas,  arañándome desde el pecho con sus garras de oso pardo. Empecé a sentir mucho más calor que antes, y mi respiración le volvía cada vez más salvaje hasta tal punto que se abalanzó sobre mi y solté un pequeño gemido al cielo. Nuestros cuerpos unidos por completo, encajaban como dos piezas de un puzzle. Ya dentro de mí comencé a gemir cada vez más fuerte sin saber como describir aquella sensación tan placentera. Era como un gusano que me recorría toda la espalda hasta llegar al centro de mi cerebro, provocando un fuerte mareo, haciendo parecer que estuviera poseída por él. Finalmente empezó a parar suavemente, me miró a los ojos, sus ojos eran como el fuego, ardientes y llenos de pasión. De pronto se despegó de mí y comenzó a bajar por mi cuerpo. Sentía una lengua juguetona dentro de mí, al mismo tiempo rozandome provocando aun más placer que antes. Y yo gritaba más y más fuerte hasta no poder más, derritiéndome por completo..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario