domingo, 29 de julio de 2012

No abras los ojos

" Era una noche preciosa, veía los murciélagos volar en lo alto de las farolas sin descansar hasta encontrar algún insecto al que devorar. Como era de esperar él estaba allí, ansioso por mi llegada. Apareció entre las tinieblas vestido de negro con la mirada pegada a mis labios y antes de poder decir algo me calló con un beso. -Te amo...- me susurró al oído después -Vamos, estoy ansioso por devorarte...-dijo con voz tentadora. Sonreí mirándole fijamente a los labios.
Llegamos a mi casa a las dos de la mañana y daba la sensación de no haber nadie, no obstante sabía que estaba mi madre como suponía. A pesar de correr silenciosos como gatos, mi madre salió de su habitación y con una sonrisa de oreja a oreja dijo -Dormir pronto que es tarde- y me guiñó un ojo antes de entrar. Entramos a mi habitación sin control y la puerta se cerró sola, en ese momento me daba igual cómo. Me tumbé en la cama sin aliento. Él aun de pie frente a la cama se quedó quieto por un instante, parecía no respirar más hasta que se abalanzó sobre mí casi con los ojos cerrados y me besó hasta quitarme toda mi saliva. Lentamente comenzó a quitarme la ropa al igual que yo a él. Mi mente en blanco no quería pensar en como había llegado hasta ese instante, simplemente disfruté del momento. 
Finalmente cogimos aliento, creo que nunca había gastado tanta energía. Él me miraba sin descanso, me contemplaba como una pieza única de un museo histórico, dañada, encerrada en el pasado, pero conservando su belleza.
-Cielo...¿esto...esto es real?
-Claro que lo es, ¿por qué?
-Tengo que comprobarlo, tengo que hacerlo...!- con lagrimas en los parpados abrí los ojos.
Aun sabiendo que no debía, lo hice, pues no puedo vivir en sueños, ni los sueños pueden vivir eternamente."

No hay comentarios:

Publicar un comentario